Antoine Daurat - Salto from Martin Hiendl on Vimeo. Eres un músico polifacético. ¿Cuáles son algunas de estas facetas y cómo se enriquecen mútuamente? La pintura, la danza y la música me acompañan desde siempre. Ha habido momentos en los que el baile iba en primera posición, otros en los que casi me apetecía dedicarme a la pintura pero finalmente ha sido la música la que me ha abierto al mundo profesional. No obstante, dejando de lado algunas experiencias sinestésicas bastante alucinantes, mi manera de ver la música se ve muy influenciada por estas tres disciplinas. Dedico gran parte de mi tiempo a elaborar programas para mi ensemble de música contemporánea (Zafraan Ensemble), programas que suelen incluir un punto visual como centro conceptual. Participo constantemente en producciones de teatro musical contemporáneo con directores como Matthias Rebstock, Sabrina Hölzer o Ulrich Rasche, con lo que el hecho de haber bailado me ayuda bastante. También a la hora de dirigir es algo en lo que me apoyo. Has tocado en algunos otros festivales "Pódium" en otros paises de Europa como el de Esslingen, Alemania del cual se ha inspirado el Pòdium Internacional Matadepera. ¿Qué es lo que los distingue de otros festivales más tradicionales? He estado dos veces en Esslingen y una vez en Haugesund (Noruega). Los festivales Podium mantienen lazos muy estrechos entre ellos pero dejándose mutuamente el espacio vital necesario para desarrollarse individualmente en la dirección que crean conveniente. Me gusta sobre todo el valor que muestran en la programación. A menudo son piezas de mucho peso histórico-musical, algunas de ellas fuera de los ciclos de conciertos más convencionales. Son, por otra parte, varios días de ensayos y conciertos en los que los músicos realizan verdaderas proezas en lo que a la optimización del tiempo y a la energía invertida se refiere. Hay un contacto con el público muy cercano. ¿Qué es para ti la música en la más amplia acepción del término? Mi contacto con la música en tanto que instrumentista con formación clásica, en general alejada de la improvisación, tiene lugar a través de la música que otros componen. Hay piezas que para mí representan puertas que atravesar; tras cruzar ciertos umbrales nos encontramos en otros lugares, nuestra percepción del mundo o de parte de él ha cambiado. A veces una obra es como una cara tras un paño húmedo: creemos saber dónde se encuentran los ojos, la boca, las cejas... En general toma tiempo hasta que somos capaces de retirar esta tela y podemos (dejar) ver el rostro con todo detalle. O son como proyectos arquitectónicos donde perderse. Aunque la búsqueda de nueva música, nuevos sonidos y nuevas formas de estructurar y articular el pensamiento musical está en el centro de mi vida profesional, disfruto siempre mucho trabajar con personas diferentes las mismas piezas, viejas compañeras: entre otras cosas esto me sirve para conocerme poco a poco a mí mismo. Miguel Pérez Iñesta, clarinete
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